En éste tiempo en el que todo parece estar organizado y estructurado, en el que cada día el hombre se asemeja más a las máquinas, pregunto; ¿es bueno que dejemos de potenciar la parte humana, las relaciones sociales, los amigos, las risas, ese abrazo de encuentro, la mirada de complicidad?
Hoy en día todas las relaciones se establecen principalmente a través la red; ésto nos permite conocer y compartir nuevas y maravillosas amistades, la tecnología nos abre las puertas a otras modalidades de relaciones, de trabajar, de vivir, de diseñar nuestras vidas. Bendita sea la tecnología, si es para el bien y el progreso.
Más no debemos olvidar que somos humanos, de carne y hueso, que estamos creados y funcionamos a través de las emociones; que la familia es un núcleo importante desde antes de nuestro nacimiento; que es necesario conocer, descubrir, experimentar y no solo saber que nos ocurre sino saber cómo paliar cualquier cosa que nos afecte. Para ello se crea y nacen las Constelaciones Familiares Regeneradoras.
Las personas somos un sistema celular, hay vivencias que nos dañan y nuevamente nos regeneramos.
A través de nuestros sistemas, la regeneración se produce unificando todo lo tradicional con los sistemas innovadores de eficaces modalidades
